Le gusta cantar, ayudar a su hermana a peinarse, vestir las muñecas, hacer pulseras, cocinar los mejores pasteles que hayas probado y rodearse de amigas para charlar, cotillear y reír.
Esta descripción concuerda con la típica niña de 10 años, a la que le gusta hacer todo esto, pero, sin embarco, él es un niño, mentira, tiene cuerpo de niño pero en realidad no lo es, interiormente es más niña que todas las demás y esto es una cosa que no logra entender.
-Yo, si pudiera, sería una chica- dice él.
-Pues cámbiamelo- contesta ella.
A ella le gusta el futbol, los pokemon, los tazos, los juegos de lucha, pasarse las horas jugando con su hermano y sus amigos al balón, siempre en chándal, obviamente, nada de pulseras ni pendientes, siempre a lo cómodo.
Tan distintos el uno de la otra, solo tienen una cosa en común, ella tiene el cuerpo que él quisiera tener y viceversa, no entienden por qué no hacen lo mismo que las personas de su mismo género, pero ellos tampoco quieren cambiar de actitud, les gusta ser como son pero quieren tener otro cuerpo porque, aparte de no ser el que les corresponde, están artos de oír y aguantar los insultos y las discriminaciones de los demás por hacer lo que realmente les agrada, simplemente porqué eso suelen hacerlos las personas del sexo contrario y no están bien vistas que las hagan.
DE momento son relativamente felices, 10 años, uno saltando a la cuerda y la otra yendo en monopatín.
No es que de estas cosas haya algunas para niños y otras para niñas pero todos sabemos a qué me refiero y ellos saben lo que desean.
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