Colores...

Verde, que me recuerda a la hierba, la hierba fresca un día de verano, o la hierba húmeda cuando apenas ha salido el sol. Sol que me recuerda al color amarillo, amarillo como un pájaro que vuela sobre un fondo azul. Azul es el cielo, ese cielo que no sabemos ni donde empieza ni donde termina, por el cual todos desearíamos volar un atardecer con una luz anaranjada. Anaranjada como el bote de mi crema solar, de la cual el líquido del interior es transparente, como el agua. El agua del mar, removida siempre por las olas y habitada por seres que ni podemos imaginar, en lo más oscuro. Oscuro como la noche, esa noche en un bosque sin luz, tenebroso,  de película de miedo  por donde andas hasta llegar a lo alto de un turón , desde donde puedes ver luces, luces de ciudad, blancas, naranjas, amarillas y rojas. Rojas como esa rosa que me regalaron, con un olor tan fresco que hace que me sienta como si estuviera, un día de primavera, tumbada en un prado verde. Verde…