dijous, 2 d’agost del 2012

Cuando se cierra una puerta se abre una ventana


Dicen, que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, dándote esperanza, una vía de escape, un lugar por donde salir, o entrar. También hay quien prefiere no abrir ventanas, conformándose con el aire artificial de un ventilador, pero ese es otro tema.
A veces las puertas las cerramos nosotros mismos, dejando al otro lado de éstas todos los monstruos y murciélagos que nos persiguen, y decidimos convertir el resto de ventanas en puertas, abriéndolas, y dejándolas ajustadas, nunca sabemos quien puede olvidarse las llaves y entrar por allí.
Una vez tenemos todas las ventanas convertidas en pequeñas puertas, sin cerrar, esperando visita, y los monstruos aislados tras la puerta cerrada, habiendo dejado ese capítulo atrás, llega una racha de aire repentina que hace que la cerradura de la puerta vieja, destrozada, llena de golpes, y ya débil, ceda, haciendo que la puerta quede abierta de par en par. Entonces, todos los monstruos pasan hacia nosotros, y es allí, cuando nos damos cuenta de que esos monstruos ya no nos dan miedo, nosotros hemos crecido, hemos madurado, descubrimos que podemos pisar esos monstruos y que se conviertan en humo, haciendo que después de soplar fuerte, vuelen muy alto y muy lejos, no vuelvan a aparecer jamás.