dijous, 4 d’agost del 2011

Murciélagos...


Sol, sol radiante, calor, resplandor, y de golpe, oscuro, nubes, truenos, relámpagos, lluvia, gotitas de agua que van cayendo poco a poco una tarde de verano, una tarde calurosa. Se van precipitando des del cielo y te van calando poco a poco hasta dejarte chorreando. Gotitas que aumentan de tamaño y se empiezan a oír. Miras como llueve por la ventana, contemplas esa lluvia que se lleva todo lo que encuentra, deseas que también se lleve todos esos pensamientos, que ya no son mariposas, son murciélagos, que revolotean por tu cabeza, chupando tus pensamientos, absorbiéndolos, haciendo que no puedas pensar en nada más, mientras oyes esa dulce melodía que componen las gotas al caer, juntamente con truenos y el sonido que hacen los pájaros cuando corren a esconderse, esa melodía tan relajante que hace que cierres los ojos con la mente en blanco. Parece que sí, que la lluvia ha asustado a esos murciélagos,  haciendo que entres en un sueño profundo sin pensar, creyendo haberlo olvidado para siempre. Pero al despertar, tu primer pensamiento son los murciélagos. Te consuelas diciendo que ya te pasará, pero sigue repitiéndose cada día durante mucho tiempo, y es entonces cuando llegas a la conclusión que no puedes seguir así,  que debes cambiar tu mentalidad y conseguir olvidar, pero no sabes cómo hacerlo.

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